Algunas áreas de la corteza
cerebral no están directamente relacionadas con zonas sensoriales o motoras del
sistema nervioso; por ejemplo, el lóbulo prefrontal y grandes partes de los
lóbulos temporal y parietal. Estas zonas quedan reservadas para los procesos
más abstractos del pensamiento, pero también presentan uniones nerviosas
directas con los núcleos profundos del encéfalo.
Grandes zonas de corteza cerebral
pueden extirparse sin afectar las actividades subconscientes, o muchas de las
conscientes involuntarias del cuerpo. Así, la destrucción de la corteza
somestésica no suprime la capacidad de percibir los objetos que tocan a la
piel, pero suprime la de distinguir la forma de los objetos, su carácter, y los
puntos precisos de la piel donde dichos objetos están estableciendo contacto.
Vemos, pues, que la corteza no es necesaria para la percepción de las
sensaciones, pero multiplica inmensamente su significado. Asimismo, la
destrucción de los lóbulos frontales no suprime el pensamiento, pero sí la capacidad
de pensar en términos abstractos. En otras palabras, cada vez que se destruye
una parte de la corteza cerebral se pierde para el proceso del pensamiento gran
cantidad de información, y desaparecen algunos de los mecanismos necesarios
para elaborar tal información. Por tanto, la pérdida total de la corteza cerebral
establece un tipo de existencia vegetativo más bien que una verdadera
"vida".
Telencefalización. En
el curso de la evolución, las regiones más altas del sistema nervioso humano se
han encargado de muchas funciones sensoriales y motoras llevadas a cabo en
animales inferiores por regiones más bajas del encéfalo. Por ejemplo: si se
corta la médula espinal de una zarigüeya en la región torácica media, el animal
puede seguir andando perfectamente bien sobre sus patas anteriores y posteriores,
pero las posteriores no quedan bien sincronizadas con las anteriores. Una
transección similar en la médula espinal en el hombre origina pérdida completa
de la capacidad de emplear las piernas para locomoción.
Este proceso, por virtud del cual
los centros progresivamente más altos del cerebro se encargan cada vez más de funciones
de centros inferiores, recibe el nombre de telencefalizacián.
De todas maneras, a pesar de la telencefalización, algunas funciones de los
centros inferiores persisten, como los reflejos medulares básicos y los
sistemas de control estereotipados de las regiones basales del encéfalo antes
considerados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario