Percepción

                La frase “ver es creer” implica que los sentidos siempre describen la realidad con precisión. En muchos casos esto es cierto, pero en otros nuestros sentidos dan una imagen muy deformada e imprecisa del medio. En tales casos hacemos correcciones para saber qué son las cosas, y tendemos a hacer caso omiso de lo que nos dicen los órganos de los sentidos porque sabemos que son imprecisos.

                Generalmente, no nos damos cuenta de las correcciones que hacemos acerca de la información defectuosa que los sentidos nos proporcionan; sin embargo es una tarea casi siempre continua. Cuando entramos en un aula, por ejemplo, ésta parece proporcionada y simétrica.

               En un plano bidimensional los objetos del fondo aparecen más pequeños que los que están cerca. Sin embargo sabemos que esto no es así, ya que la imagen formada en la retina [imagen virtual] no es igual a la del exterior [imagen real]. Es la perspectiva la que nos hace ver las cosas de este modo.

                Así, la percepción es algo más que una imagen refleja del mundo que los sentidos nos ofrecen. Pues en este proceso participan la comprensión y el significado. Es evidente que la experiencia o lo que el individuo ha aprendido desempeña un gran papel. Consideramos la percepción como un proceso bipolar, es decir, un proceso con dos aspectos principales: Uno relativo a las características de los estímulos que activan los órganos de los sentidos, y el segundo que abarca las características del perceptor —su experiencia, sus motivos, actitudes, personalidad, etc.

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